domingo, 2 de mayo de 2010

AMOR ETERNO!!!!

Parte de la vida es esto,pero no lo notamos (Fragmento del Libro: PASO DE HISTORIAS)

Arnau me gustaba, me gustaba mucho. Era mi amor platónico
desde segundo, desde que nos castigaron por no
acabarnos la sopa. La detestábamos, y si era esa que llevaba
letras, todavía más.Aquel día, con las letras formamos
la palabra «asquerosa» y, claro, cuando la cocinera del comedor
lo vio, se chivó a la señorita Encarnita y nos cayó
el castigo. Y yo estaba completamente enamorada de Arnau.
No existía amor más puro ni más verdadero que el
mío hacia él.Harta de que no se percatara de mi silencioso
sufrir, un día me declaré. Fue un viernes, a la hora del
patio. Él se puso tan nervioso que se le cayó el bocadillo
de mortadela al suelo.Me confesó que yo a él también le
gustaba, pero nunca pensó que el sentimiento fuera mutuo.
«Los chicos nunca se enteran de nada.» Y así fue cómo
Arnau se convirtió en mi novio de segundo y yo le juré
amor eterno.

Hasta que apareció Beto. Beto era un muchacho argentino
que entró en la escuela a mitad de curso. Su padre
se había quedado en Argentina y él vivía con su
hermano y su madre en casa de su abuela, que era española.
Me gustaba como hablaba Beto, me gustaba mucho.
Y un día, a la salida de clase de Educación Física, empezó
a hablarme y ya no calló hasta que nos mandaron al pasillo
por no prestar atención en Matemáticas. Nos hicieron
poner a cada uno en un lado, pero aun así Beto se
comunicó conmigo por medio de signos. Apenas entendía
lo que me decía, pero me reí tanto que dejé a Arnau,
y a Beto le juré amor eterno.
…Hasta que llegó Alí.Alí era español, aunque toda su
familia era marroquí. El color de la piel de Alí me gustaba,
me gustaba mucho. Sus ojos, verde lenteja, encajaban
de mil amores en aquel rostro tan perfecto. Lo conocí un
sábado por la mañana en la biblioteca del barrio. Estaba
leyendo un libro de cuentos de amor. Le gustaba leer en
voz alta.Me acerqué y le escuché. Era una leyenda preciosa
sobre una princesa que, a pesar de tener muchos pretendientes,
seguía esperando al príncipe de la voz de seda.
Y así era la voz de Alí, de seda. Por eso, después de siete
cuentos y dos sábados más en la biblioteca, me olvidé de
Beto, y a Alí le juré amor eterno…

…Hasta que llegó James, un irlandés que estaba de intercambio
en casa de mi amiga Azucena. Su hermano, Héctor,
se había ido a Dublín un mes antes, y ahora era James
quien venía a vivir a su casa tres semanas.Me gustaba James,
me gustaba mucho. Era un guitarrista fantástico, y
no es que yo entendiera mucho de música, pero me gustaba
sentarme en el sofá y verle mover el pie izquierdo al
compás de los acordes. También cantaba y, aunque Héctor
decía que lo hacía fatal, a mí y a Azucena nos parecía
música celestial. A mi profesora de inglés le sorprendió
que, de pronto, yo prestara tanta atención en sus clases, y
a Alí le extrañó que ya no fuera a la biblioteca. Y se extrañó
aún más cuando le dije en inglés: «I like James. This is
the end». El día antes de que James regresara a Dublín, le
confesé mi amor. Él me dijo que tenía novia, pero a mí no
me importó: «Te esperaré». Y le juré amor eterno.
James se fue, y me prometí a mí misma que no me gustaría
nadie más hasta que él volviera. Y estaba cumpliendo
muy bien mi promesa, hasta que llegó Manu…

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